Auschwitz no quedó en acontecimiento histórico fechado y concluido. Se volvió una palabra para quienes murieron ahí, sobrevivieron ahí o apenas se salvaron de llegar ahí; se puso a circular, a hacerse presente. Está en su propia huella geográfica, esa paradójica presencia que al mismo tiempo es ausencia; quiere perder esa ambigüedad en el terreno del eufemismo: véase La lista de Schindler, película que recrea el escenario para hacerlo parecer auténtico, y en ello funda su falacia, redoblada por un final a todo color.
