En el volumen 1, el autor exponía el rol que le atribuye a su propuesta: la ontología del lenguaje. Echeverría nos señala que ella se inscribe en un esfuerzo por ofrecer una interpretación del fenómeno humano, liberada de las premisas metafísicas que, desde fines de la Antig?edad y muy particularmente durante la Edad Media, devinieran hegemónicas. Tales premisas todavía forman parte del sustrato de nuestro sentido común. Siguiendo el camino propuesto por Nietzsche, Echeverría busca avanzar en el desarrollo de una filosofía de la vida y del ser humano, que en contraposición a aquello iniciada originalmente por Sócrates (apoyada en el camino del Ser planteado por Parménides), opta en cambio por el camino del devenir y la transformación sugerido por Heráclito. Para abrir este camino, según Echeverría, es preciso anteponer la noción de acción a la noción de ser. La acción humana constituye lo gran palanca del devenir y la transformación. El volumen 1 planteaba que para desplegar el potencial transformador de la acción humana, es necesario identificar sus dos condicionantes ocultas: el observador y el sistema. En este volumen 11 se continúa con el desarrollo iniciado en el volumen 1 sobre el observador y se examina el papel de los narrativas en los procesos de creación de mundo y de constitución del alma humana. En seguida se abordan lo que Echeverría designa como ´los diez ejes fundamentales´ del observador. A continuación, se abre la reflexión sobre lo importancia del sistema como condicionante, tanto del observador, como de la acción. Este volumen concluye explorando la importancia del aprendizaje y la enseñanza como modalidades centrales de la transformación humana.