EL PARAISO DEL BUFON

EL PARAISO DEL BUFON

$ 180.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
CEID (COMPAÑIA EDITORIAL IMPRESORA Y DISTRIBUIDORA
Año de edición:
ISBN:
978-968-7019-61-1
Páginas:
214
$ 180.00
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Esta novela se inicia en 1881, cuando 1,600 italianos emigran a México, llegan a Veracruz el 25 de febrero de 1882, y son divididos en tres grupos: piamonteses, vénetos y tridentinos, los primeros fueron enviados a la colonia Porfirio Díaz en el estado de Morelos, los segundos a Chipilo, Puebla y los terceros a Ojo de León, municipio de Valle del Maíz, en San Luis Potosí. 100 familias formaban este último grupo, cuyo número inicial era de 410 personas, entre los que se encontraban Francesca Tarnovo viuda de Bardasano, de 26 años de edad y su hijo José Bardasano Tarnovo, de 10. Ellos son el hilo conductor de este relato que, tras muchos sufrimientos, los lleva finalmente a Tampico. Ahí la hermosa Francesca consigue un edificio vetusto y carcomido, de dos plantas, que tiempo atrás fue restaurante, giro que ella retoma y dedica todo su empeño para convertirlo en un establecimiento exitoso. Ella se casa y el mando del negocio lo delega en su marido, quien influenciado por un hispano lo convierte en cabaret yen lo que sería el más famoso de los prostíbulos del puerto ´El Paraíso del Bufón´. El hispano lo visualizó así y su orientación estaba inspirada en las delirantes noches babilónicas de París. Entonces empieza una historia tortuosa de prostitución, alcohol, drogas y muertes que a nadie alarmaban en un Tampico floreciente debido a su bonanza petrolera, todo condimentado con dinero y la presencia de la madame Fouché, exuberante rubia francesa que despierta desde las más bajas pasiones hasta el amor sublime. José Bardasano vive todo ese proceso en un lapso de 40 años en el que fue mozo, cantinero, cantante y revolucionario. José muere en tiempos del general Alvaro Obregón, cuando el petróleo había sido generosamente explotado por las empresas transnacionales y sus cuantiosas utilidades habían volado. Casi nada quedó para Tampico, si acaso en calidad de rémoras, los proxenetas se llevaron la mayor tajada.