?¡Se fue mademoiselle Albertine!? ¡Cómo va el sufrimiento psicológico más lejos que la misma psicología! Hace un instante, al analizarme, creía que esa separación sin habernos visto era precisamente lo que yo deseaba y, comparando la mediocridad de los placeres que me proporcionaba Albertine con la riqueza de los deseos que ella me privaba de realizar, me supuse sutil y concluí que ya no quería verla y que ya no la amaba.
