Dueño de una personalidad fascinante, Jorge Cuesta se distinguió entre los Contemporáneos -´agrupación de forajidos´, como él los denominaba- no sólo como poeta, sino por esgrimir una sólida inteligencia en su trabajo crítico, ya fuera sobre un asunto de interés nacional -la reforma constitucional en materia educativa, por ejemplo- o bien acerca de alguna obra o escritor en particular. Si como poeta es permisivo abolir eventualmente los signos de puntuación, en la crítica literaria el hecho de sacudirse los cánones culturales no es un reto menor; tal es el caso de Cuesta: sus ensayos provocan la reflexión a contracorriente sobre asuntos trascendentes en la vida del México de su tiempo. Según señala Xavier Villaurrutia, lo llamaron El Alquimista, quizá por ser ´el más universalmente armado de los escritores del grupo, porque la filosofía, la ciencia, la estética, la crítica y la poesía, lo atraían con la misma fuerza´. Lo cierto es que en Ensayos escogidos se pueden leer algunos de sus mejores trabajos de crítica, ya acerca de Paul Eluard o el surrealismo, ya sobre la autonomía universitaria; el lector podrá conocer el ´prodigioso mecanismo mental que era Jorge Cuesta´, de acuerdo con Octavio Paz.