FERNANDO ORTEGA

Al centro de la práctica de Ortega se encuentran un cuidadoso estudio de la naturaleza, la observación del mundo natural y su composición aparentemente contradictoria y arbitraria. Como clara respuesta a su educación en la Cd. de México, con su abundante naturaleza y energía urbana, cada una de sus obras rinde homenaje a los pequeños detalles de la vida que pasan inadvertidos. Sus obras elevan momentos en apariencia insignificantes y objetos modestos que escapan a nuestra atención abrumados por el espectáculo de la vida cotidiana. Ortega se interesa más por la naturaleza fragmentada y abierta del mundo que por la comprensión de la vida que se basa en conceptos sistemáticos y concluyentes. La suya es una práctica que, aunque se aleja de una visión del mundo en exceso racional, sigue incorporando elementos conceptuales. Ortega desconfía de la posible superioridad incrustada en buena parte del acercamiento del arte conceptual en su relación con las emociones y la expresión del individuo.