Nos encontramos ante un libro único, escrito a múltiples voces, y dentro de un diálogo que por momentos nos lleva al mundo onírico de las imágenes más originarias de la infancia. Suscitado de varios encuentros y discusiones entre Christopher Fynsk y Jean-François Lyotard, este libro retorna la importancia -dentro de la filosofía así como en el psicoanálisis- de la pregunta por la figura del infans, como aquél que no puede hablar. No obstante, la pregunta no se resuelve tan sencillamente en una discusión, sino en la apertura de la pregunta sobre la muerte del infans. Al retomar las obras de Leclaire, Blanchot, Lacan y otros, Fynsk ubica este libro como un encuentro entre la filosofía y el psicoanálisis, el infante y el mundo, la palabra y el silencio, para llegar a cuestionarnos, ¿acaso es posible hablar de aquello que carece de lenguaje, de la muerte del infans que se encapsula en un silencio ensordecedor ante el mundo?