En este mundo hay gente afortunada y desafortunada. A algunos todos les sale bien sin ningún problema y a otros todos les resulta un fracaso. Pero ¿a qué se debe esta diferencia?, y ¿cómo se puede atraer la suerte a los poco afortunados? Desde el punto de vista de los mundos Divino y Espiritual, la causa de esta diferencia radica en el grado de acumulación de méritos y virtudes. La persona que adquirió virtudes en sus vidas anteriores, o tiene antepasados que hicieron obras de virtud en su vida, goza de buena suerte en la presente vida. Y en caso contrario, la Fortuna la deshaucia. Al exponerlo de esta manera, seguramente habrá gente que diga: ´Entonces ya es demasiado tarde para debatirse. No sé exactamente qué significa la vida anterior, pero según lo que dice usted, la persona que no ha hecho el bien en ella o no tiene buenos ancestros, no podría obtener la buena suerte pese a lo que haga´. Sin embargo, todavía es prematuro para resignarse. Aún le queda la esperanza de lograr la Fortuna Celestial. > Aquellas que han venido pensando sólo en sí mismos o quienes no han podido considerar la felicidad ajena, deben corregir inmediatamente su actitud egoísta. Es necesario que cambien su sonen > (pensamiento) a 180 grados, deseando en lo más posible que lo demás tengan más ventura, aunque sea un poquito más. Lo importante es ejercer el bien en beneficio de la gente. Si se practica la bondad, la generosidad, el altruismo, los que son afortunados y los que son desafortunados llegarán a gozar de la buena suerte a través de la acumulación de méritos y virtudes. Sólo entonces les llegará lo que aquí llammos, Fortuna Celestial. >