En México la celebridad de Toledo, fruto de su talla como artista, alcanza a veces dimensiones de debate nacional. Su aversión a exponer y a promocionarse ha significado que las generaciones jóvenes sólo le conozcan por los contados ejemplos de su obra que hay en museos, mediante reproducción. Al empezar con una breve crónica de la génesis de esta exposición, deseamos dejar constancia de lo importante que han sido las múltiples aportaciones de quienes han ayudado a realizarla, y al mismo tiempo hacer patentes la estima y el afecto que se siente hacia Toledo y su arte. Ya que Toledo no suscribe los planteamientos de una historia del arte que identifique la escala con la importancia, ni que dependa de secuencias cronológicas o estilísticas, los medios los medios o maneras de hacer arte representados en esta exposición son muy variados. En los comienzos de nuestro trabajo para esta exposición, contamos, por parte de la Whitechapel, con el apoyo de Terry Sandell y Visiting Arts y del British Council, así como con el aliento y la ayuda de la Embajada de México en Londres. Tanto el CONACULTA como el INBA, ya mencionados, han mirado con simpatía la posición de Whitechapel como galería independiente sin ánimo de lucro y nos han prestado una asistencia más que institucional. Es nuestra intención que este tratamiento, como el vídeo realizado por Cuauhtémoc Medina y Rafael Ortega, ayude a cerrar una brecha entre generaciones, y que, junto con los coloquios y las actividades pedagógicas programados en el Whitechapel y el Reina Sofía, ponga de relieve el imperativo conceptual y social de la obra de Toledo, que la hace particularmente vital y ejemplar en el día de hoy.
