Falsificado y traicionado a veces por las adaptaciones cinematográficas, desconocido por muchos de los que invocan y desfigurado en las producciones de terror barato, el monstruo de Frankestein ideado por Mary Shelley a principios del siglo pasado sigue conservando aún hoy todo su atractivo y su capacidad de sugerencia. Por las páginas de su historia inolvidable circula el hálito diabólico de los grandes románticos y el sueño sacrílego de producir a partir de la nada un ser vivo. Aunque sea un monstruo