Quien lea El proceso sabrá lo cotidiana que puede ser una situación kafkiana en un mundo burocrático y lleno de trámites sin sentido. Por otro lado, La muralla China, esa maravilla imperecedera de la lejana antigüedad podría ser el símbolo de nuestros miedos, principalmente quizás el miedo a ser invadidos, a conceder nuestro territorio, a darnos por vencidos.
Kafka explora los hechos y circunstancias, las catástrofes de vivir en el mundo moderno. Lo hace, quizás, desde la perspectiva más adecuada, desde el que sufre las inquinas, el peso, la rabia. Estos personajes, siempre desconcertados y sumergidos en un mundo cuyas reglas no comprenden del todo y que nos recuerdan siempre un poco a nosotros, pero que nos hablan, consuelan y acompañan en este recorrer, que es la vida misma.