Un número frío, indiferenciado, suma a los caídos por la llamada ´guerra contra el narcotráfico´, pero en la periferia de la contabilidad oficial se esconden las historias de cientos de niños, mujeres y hombres, nuevos huérfanos (de padres y autoridades), viudas, familias en la indigencia, personas desaparecidas, pueblos exiliados por el miedo o que lidian con sus pesadillas, así como jóvenes que no tienen más opciones que engrosar las filas del crimen organizado o campesinos convertidos por hambre en productores de cultivos ilegales, entre otras expresiones anónimas del llamado ´daño colateral´. Las historias relatadas por Marcela Turati hablan de las sombras del mayor conflicto armado de los años recientes en México: por un lado, las penumbras de la desinformación oficial de lo que los números esconden (más allá de las muertes contabilizadas), y por otro, el ocultamiento de las propias víctimas debido al estigma al que las condena el discurso oficial que las convierte en sospechosas de su desgracia. Los damnificados de esta ´guerra´ se cuentan ya por cientos de miles, dispersos en pueblos perdidos o habitando en las grandes ciudades: muchos de ellos son víctimas azarosas de los grupos delictivos, otros tantos, de las fuerzas que pretenden sofocar la violencia con más violencia. En Fuego cruzado las sombras de una guerra se materializan en personas tangibles, para quienes compartir sus historias sea quizás una de las pocas formas de empezar a sanar la enorme herida que este enfrentamiento le causa todos los días a una sociedad exhausta de la violencia.