El 11 de marzo de 2011, a las 14:46 horas, Takashi Sasaki sintió una brutal sacudida. Los libros almacenados en el salón de su casa de Minamisóma cayeron en avalancha y las puertas de la vivienda salieron despedidas como en una gran explosión. La costa nordeste de Japón acababa de sufrir un devastador terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter. Pero eso no era todo, apenas una hora más tarde, un gran tsunami de 38 metros de altura dejaría una estela de destrucción a su paso. Más de 15,000 vidas truncadas, más de 3,000 desaparecidos, poblaciones enteras arrasadas y el grave accidente nuclear de la central de Fukushima Daiichi.Sasaki, profesor de Español jubilado, vivía con su mujer enferma a 25 kilómetros de la central, dentro del espacio incluido por el gobierno japonés en la <>. El 80% de los 30,000 habitantes de Minamisóma se vio obligado a abandonar sus casas. Sasaki se quedó junto con su mujer, Yoshiko- y decidió ofrecer al mundo testimonio directo de la tragedia.A modo de diario, Sasaki narra con naturalidad su día y día en un ciudad fantasma: los problemas se suministros, la desesperante actitud del gobierno, los quehaceres diarios, la sonrisa de su pequeña nieto Aiko, la solidaridad de quienes han decidido quedarse. Todo ello le obliga a plantearse problemas más profundos qué es el patriotismo, la diferencia entre estado y país, la necesidad de ir a la