Estrabón de Amasia (ca. 64 a. C.-ca 19 d. C.) es para nosotros, junto con Tolomeo, el principal representante de la geografía griega. Su obra histórica (los comentarios históricos) se ha perdido, pero hemos conservado (con algunas lagunas)los diecisiete libros de su Geografía, que se distribuyen en la siguiente forma: introducción general al tema y revisión crítica de la obra de algunos de sus antecesores, como Eratóstenes, Hiparco, Posidonio, etc. (Libros I-II), a continuación viene la parte descriptiva, empezando por Europa y dentro de ella por el Occidente (Iberia en el libro III, La Galia y Norte de Italia en le IV, Italia y Sicilia en los V-VI, el Norte y Este de Europa en el VII, Grecia y las islas en los VII-X, sigue la parte dedicada a Asia: XI- XIV sobre las principales regiones de Asia y especialmente sobre Asia Menor, XV sobre India y Persia, XVI sobre Mesopotamia y Arabia, para terminar con Egipto, Etiopía y el norte de África en el XVII. El interés de la obra de Estrabón es para nosotros grande en la medida en que, precisamente por su carácter algo ecléctico (y desde luego enciclopédico), transmite una visión de la disciplina de la geografía que es más amplia que la que nos ofrecen, por un lado, los textos de tipo periplográfico (portulanos, periplos, relatos de viajes, etc., por lo general de orientación eminentemente práctica), y, por otro, las áridas obras de geografía matemática, escitas normalmente por astrónomos y que pueden consistir en meras listas de localidades con sus coordenadas espaciales (así es la mayor parte de la Geografía de Tolomeo, que conservamos). Frente a ello, la obra de Estrabón que, en todo caso, no era un especialista en matemáticas- presenta un carácter más variado y ofrece una enorme cantidad de informaciones valiosas, tanto físicas como históricas y etnográficas, ya sean fruto de sus experiencias personales acumulada en sus numerosos viajes, ya lo sean de sus lecturas de obras para nosotros perdidas (es importante recordar que sus informaciones son fundamentales para conocer a figuras centrales de la ciencia griega como Eratóstenes, Hiparco o Posidonio). Puede revestir un interés especial para el lector de habla hispana el libro II, dedidcado a la Penúnsula Ibérica e islas cercanas. A pesar de que Estrabón nunca viajó a esta parte del Imperio a cambio eso, utilizó a autores que sí lo habían hecho, como Polibio y sobre todo Posidonio), y a pesar también de cierta ingenuidad a la hora de aceptar la autoridad de Homero, este libro sigue siendo una fuente de primera importancia para el estudio de la Península Ibérica en la Antigüedad. Cuando se complete la traducción de los libros que faltan (XV-XVII), contaremos por primera vez en español con una versión completa y fiable del principal geógrafo de la Antigüedad, precedida además de una muy extensa introducción donde se abordan en detalle los problemas y objetivos de la geografía antigua.