Hay un punto en el que la voz de quien surge la tragedia más terrible y ha perdido todo, o casi todo, dice: ¡Ya chingamos, pasaron dos tormentas y no se murió nadie!ö Y emerge desde allí nos dice Moguel en este libro-, una fuerza volcánica que en determinadas condiciones puede arrasar con todos los males y pavimentar los nuevos caminos de la existenciaö. ¿Tiene este fenómeno un carácter más que circunstancial? ¿Puede ser considerado seriamente como un punto de partida para llevar a cabo una reflexión profunda en torno a las realidades del México profundo? Moguel dice que si ambas preguntas, y bautiza este fenómeno como vitalismo generadorö.áHeterodoxo en su estructura, el libro de Moguel pasa del relato periodístico-literario a la reflexión filosófica del tema, enriqueciendo el material con citas y textos que llevan la marca directa de los protagonistas vivos de la historia.