Heidi se ha convertido con toda justicia en uno de los personajes más célebres de la literatura infantil. Su nombre está asociado a la imagen de las montañas y los valles alpinos, en los que el paisaje parece conservar su pureza y donde las personas conviven aún en armonía con el entorno natural.áAl escribir esta novela, Johanna Spyri logró recrear un mundo que, sin apartarse de los carriles del relato realista, nos resulta más bello, más puro y, decididamente, más feliz que el que conocemos. Sin embargo, pese a esa visión idealizada de la naturaleza, el contexto en el que vive Heidi no es perfecto. En las montañas, descubre la belleza del paisaje y conoce la vida en el campo: una vida sencilla y aparentemente feliz, pero también acotada a la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación y vivienda. Luego, en la ciudad, se asoma a una realidad en la que los edificios han reemplazado a la naturaleza y donde la existencia de las personas parece muchas veces puramente artificial, pero en la que, a la vez, es posible adquirir una serie de conocimientos que permiten interpretar el mundo con una visión más amplia.áGracias a esta sutil comprensión de la realidad de la protagonista a medida que crece, puede decirse que Heidi es una de las más logradas novelas de formación de todos los tiempos.
