Los hombres se encuentran en apuros. Hace un siglo se definía a las mujeres como el sexo débil. Ahora es a los hombres a quienes se les considera emocionalmente disminuidos y biológicamente superfluos. El hecho de que las mujeres sean capaces de hacer lo mismo que los varones ha debilitado seriamente el papel masculino. Con el declive de la industria pesada y el progreso de la tecnología, la superioridad de la fuerza física masculina ya no es relevante. Gracias a las extraordinarias innovaciones en el campo de la tecnología reproductiva, los hombres ni siquiera son necesarios para la procreación. Sus funciones tradicionales -proveedor, protector, líder- están en entredicho.
Esta obra explora las raíces de la inseguridad masculina contemporánea y examina la división psicológica de muchos hombres entre sus deseos, sentimientos e incertidumbres personales, y sus preocupaciones y actuaciones públicas. Recurre a las investigaciones recientes en biología, psicología, psiquiatría y relaciones sociales para poner en tela de juicio los supuestos que sostienen las ideas masculinas contemporáneas acerca de la virilidad y defiende enérgicamente a los hombres en tanto que amigos, amantes y padres. Afirma que los hombres tienen ahora la oportunidad de recuperar su confianza y orgullo, y propone que lo hagan no en la competencia implacable de la esfera pública, sino en la intimidad de las relaciones personales. Pródigo en su crítica de los fracasos masculinos es, sin embargo, optimista respecto a que los varones pueden sobrevivir a la crisis de identidad, y salir de ella siendo hombres mejores.
