Al rededor de 1996, el periodista Nick Ryan se interesó en los grupos extremistas que florecían en los barrios pobres de Londres, sembrando violencia en las calles. Muy pronto se dio cuenta de que no se trataba de un problema local: no eran bandas aisladas de hooligans vandálicos, ni un puñado de skinheasa resentidos con la sociedad. Era una auténtica subcultura formada por organizaciones paramilitares defensoras de su ´ pureza racial ´ y en la que militaban individuos orgullosos de su herencia étnica y deseosos de elevarla sobre los demás. Poco a poco, el autor logró introducirse en un aterrador universo tribal de virilidad, identidad y violencia, un mundo formado por ideologías de odio y fanatismo que se extiende por Europa y América y cuya influencia política crece a pasos agigantados. Este reportaje, el cual atrapa al lector desde las primeras y estremecedoras páginas, nos lleva de los suburbios londinenses, donde proliferan las bandas como la C18 de filiación neonazi, hasta el Deep South estadounidense, hogar de la Hermandad Aria y otros supremacistas blancos.