Referirse a la integración latinoamericana no es un cometido sencillo, mucho menos si se buscan sus raíces y se intenta delimitar sus perspectivas. En un libro anterior, también bajo este sello editorial, se fueron desplegando instituciones, organismos y acuerdos que, a lo largo de sesenta años (1948-2008), se crearon con el fin de lograr formas concretas de integración, cooperación o comercio. En el presente texto, la reflexión ha tomado dos direcciones. Una histórica, que busca en el pasado, tanto en la época colonial como en el periodo de independencia y de la formación de los nacientes Estados nacionales y sus proyectos constitucionales, principalmente las preocupaciones y esfuerzos por preservar cierta unidad de las diferentes entidades políticas en lo que luego se denominaría América Latina, o por recuperar los espacios perdidos; una historia, también, de los esfuerzos por elaborar un pensamiento autóctono alrededor de raíces comunes, políticas, económicas, sociales y culturales. La otra dirección de esta reflexión va hacia adelante, a los principales proyectos de integración, de índole regional o subregional, fruto de los esfuerzos históricos antes referidos, en donde actualmente se plasman los principales logros e inquietudes en este campo, o se enfrentan viejas y nuevas dificultades y retos.