La primera impresión al hojear este libro puede ser un tanto desconcertante. Tal como nos promete su título, descriptivo y poco sugerente, está formado por una larga lista de términos en inglés, seguida de una mezcla aparentemente caótica de dibujos, a veces meros bocetos, de todo tipo de cosas, desde una taza o una silla a una fragua portátil, pasando por una báscula para vagones y una colección de muelles y resortes, sin escala y sin explicación ni texto alguno. Se trata, sin duda, de un libro insólito. Y ello nos lleva a plantear, como primera cuestión, si su publicación es pertinente, si puede aportar algo al conocimiento de la historia y del patrimonio industrial. En realidad, se trata de dos preguntas distintas, y mientras la primera, ¿por qué publicarlo?, puede contestarse de forma relativamente sencilla, la segunda exige una reflexión y una argumentación más profundas. De ahí que cuando, desde el Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, del Conaculta, ubicado en la ciudad de Puebla, en México, me hicieron el honor de proponerme prologar esta edición, afronté su interpretación como un estimulante reto.