Jóvenes, territorios y complicidades. Una antropología de la juventud urbana, es un libro tan urgente como necesario. Su arquitectura es ambiciosa pero nunca ansiosa: sin renunciar al rigor teórico y al debate informado en torno a un conjunto de temas claves, la autora se coloca en los territorios donde los jóvenes despliegan su potencial como actores y agentes en un mundo que parece expulsarlos y negarles el estatuto de sujetos políticos. De la ciudad a la esquina, de los espacios forma-les de la modernidad (la escuela, el trabajo) a los procesos de subjetivación y estetización de los mundos juveniles como la murga, Chaves construye un rico paisaje de voces y de prácticas, de sueños y miedos, de aspiraciones y expulsiones. No se trata de un libro armado sobre ensayos ocasionales, sino por el contrario, se trata de una pieza bien articulada en la que cada parte dialoga cuidadosamente con un todo. Hay una tensión analítica de principio a fin que anima las páginas de este libro: la pregunta por el cambio cultural y la participación en él, de los y las jóvenes platenses, que si bien operan como el arraigo empírico local y el territorio de observación de la autora, configuran un espacio de preguntas que trascienden lo local. (...) ¿Si no estoy en la esquina, dónde estoy?´, se pregunta Valeria (capítulo 11), quizás esta pregunta desveladora (en su doble acepción), constituye el más duro cuestionamiento a una sociedad que de espaldas a sus jóvenes, sigue alimentando el sueño moderno de las trayectorias claras, limpias, unidireccionales, autista al aumento de las señales de que los espacios se encogen para los jóvenes y no basta la prescripción ni la proscripción. Por ello, el libro de Mariana Chaves, es importante y lo celebro.