El 31 de julio de 2003 a las diez de la mañana, en la Basílica de Guadalupe, Su Santidad Juan Pablo II, de feliz memoria, canonizaba a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el primer santo indígena del continente americano. Aún cuando esta canonización despertó intereses encontrados, a partir de dicha fecha el santoral litúrgico católico se vio enriquecido con una figura distinta. En la imagen de Juan Diego la Iglesia mostraba un modelo a seguir, un ejemplo de inculturación, de adaptación del evangelio a las realidades americanas. El libro Juan Diego Cuauhtlatoatzin, editado por la Basílica de Guadalupe, es de un gran interés. Se presentan seis estudios interpretativos, estrechamente vinculados con el fenómeno guadalupano y por tanto con la figura de Juan Diego. Se señalan los procesos históricos de la beatificación y canonización del nuevo santo mexicano, iniciados en la década de los setenta del siglo pasado. Por primera vez se reúne en una sola obra la iconografía en torno a Juan Diego.
