Ni Juárez, ni Lerdo de Tejada, ni DÃaz gobernaron dentro del marco constitucional. La realidad demostró que Ignacio Comonfort estuvo en lo cierto al considerar que era imposible gobernar con la Constitución de 1857. La organización de los poderes en la Carta Magna era un absoluto fracaso. Se declaró a favor de un sistema federal pero rechazó la Cámara de Senadores. Le dieron al Poder Legislativo la mayorÃa de las atribuciones, pero el Presidente no nacÃa de la mayorÃa parlamentaria, era electo de manera independiente. Un sistema parlamentario requiere de partidos polÃticos organizados, inexistentes entonces en México. Todos los poderes intervenÃan en los otros. El Ejecutivo podÃa iniciar leyes y con ello se estableció la larga tradición de que el Poder Legislativo espera tranquilamente a que el Presidente le envÃe las iniciativas para muchas veces oponerse, ya que provienen de un poder que le es extraño.