?Hay un tiempo para cer y un tiempo para morir, un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para el luto y un tiempo para la alegría, un tiempo para el silencio y un tiempo para el diálogo, un tiempo para odiar y un tiempo para amar, un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.? Reconquistar el sentido de esta pluralidad, de esta fecunda tensión, significa reconquistar el kairós: el tiempo oportuno de la templanza, de la mezcla propicia, del encuentro y el equilibrio productivo entre energías y potencias distintas, es recuperar un tiempo nuestro en el que convergen dos dimensiones temporales que hoy aparecen dramáticamente separadas y enfrentadas: el ?tiempo de la vida? y el ?tiempo del mundo?, el ?tiempo privado? y el ?tiempo público?. Así, reivindicar el kairós es retomar el hilo del ?sentido de la vida? y decidirnos, al fin, a plantar cara a la angustia del mundo, a esa enfermedad temporal de la cual surgió el síndrome de la prisa, u ?situación espiritual? que está íntimamente relacioda con la aliente experiencia moder e hipermoder del tiempo. Es disponernos, en definitiva, a afrontar con vigor el síndrome de un ?futuro pasado?, el mal de un período que, siguiendo u sugestiva fórmula de Spinoza, ha dado en llamarse la época de las ?pasiones tristes?.