El gran legado de las tradiciones orientales, y en la India en particular, consiste en su franqueza sexual, sin asomo de culpa y obscenidad. Ahora, por primera vez, se publican en un volumen las traducciones de sir Richard Burton de los textos eróticos orientales clásicos, ilustrados en color con una colección deslumbrante y única de pintura y escultura indias. Este no es un libro para mojigatos. Está destinado a adultos receptivos interesados en aprender lo que otras culturas puedan enseñarles sobre un aspecto muy importante de la vida humana. La idea de que algo tan natural como el sexo pudiera de alguna manera resultar vergonzoso hubiera sido incomprensible para Vatsyayana, el viejo sabio que escribió el Kama Sutra como un deber religioso hace unos 2000 años. No se trata de manuales sexuales en el sentido moderno compilaciones clínicas de posturas para la cópula. Su intención es más amplia y mucho más humana. Kalyana Malla escribió se AnangaRanga con la meritoria intención de evitar la separación de la pareja casada. F. Arbuthnbot, el colaborador de Burton también se interesó por la infelicidad matrimonial y criticó la insensatez de los maridos que no saben cortejar con delicadeza a sus esposas. Si el escritor árabe Jeque Nefzawi fue algo menos piadoso en la intención, puede disculpársele por la poesía y el humor de su Jardín Perfumado.