Desde los diez años, cuando vio por primera vez el monumental gimnasio de concreto diseñado por Kenzo Tange para los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, Kengo Kuma (n. 1954) aspiró a crear arquitectura que utilice materiales en una manera expresiva. A pesar de su temprana fascinación por el concreto, Kuma se ha vuelto más conocido por su inusual manejo del vidrio, madera y piedra en trabajos tan diversos como en residencias privadas, templos Budistas y museos de arte. Con una sensibilidad exquisita para maximizar la composición de los edificios -urbanos o rurales- Kuma creó tales estructuras como la sede de Louis Vuitton, casas de adobe para un antiguo Buda, y un observatorio del lado del mar como el de Michael Heizer.