Íntimamente relacionadas con el arte visual de nuestro tiempo, las voces documentación y proceso son referencias obligadas de la jerga curatorial. Muchas veces, la factura de una pieza se cifra en el relato de las etapas que conducen a su elaboración el medio como fin, el andamio como arquitectura. No hay poema, de acuerdo con Eliot, que no sea de circunstancia. Lo cual, en el terreno del arte contemporáneo, equivaldría a decir que no hay pieza sin la documentación de los procesos que la originan. Bajo ese principio, los poemas que integran este libro procuran reflejar una crisis compositiva y un nuevo reto de escritura poética encarado, con audacia y el indispensable talento, por Hernán Bravo Varela. Escenas de familia subvertidas por un inquietante silencio, por algo que, sin que nadie lo note, comienza a romperse desde adentro; parejas que suben a un vehículo para viajar a ninguna parte; preguntas que obtienen como respuesta un espejo de piedra La documentación de los procesos, sí, pero ¿cuáles son los procesos de los que da testimonio la poesía? Fuimos perdiendo el orden, nos avisa una de las voces que toman la palabra en este volumen. Voces de un tú que suele transmutarse en ellos y, acto seguido, en nosotros. La persona que habla en estos poemas lo hace desde un lugar difícil, perturbador, como si únicamente le fuera posible habitarlo a través de un discurso capaz de sabotear su propio andamiaje. Nostalgia, tal vez, de un paraíso robado y en el que si tuviera la opción de regresar sólo encontraría una nueva amenaza. Así parecen apuntarlo estos poemas. Bravo Varela ha puesto en ellos la inteligencia y la sensibilidad de un oficio conseguido al extremo.