Somos perfectamente conscientes de que el tema que vamos a tratar es altamente polémico. Hace casi dos siglos, que la Humanidad se ha planteado el problema de su exceso de población, pero aún no se ha puesto de acuerdo -en casi doscientos años- de si hay que limitar o no los nacimientos. El debate se ha hecho no sólo sociobiológico, sino también ético. Pero además, la creciente población de la Tierra, su aglomeración en megápolis, el desequilibrio demográfico entre unos y otros países, las desigualdades económicas y las grandes corrientes migratorias, están creando problemas políticos antes desconocidos. Por esta razón, un examen actualizado de la cuestión tiene que ser por fuerza multidisciplinario.