La Formación en Centros constituye un modelo de perfeccionamiento docente de reciente desarrollo en nuestro país aunque suponga una larga tradición de trabajo en otros contextos. A principios de la década de los noventa, se inician varias experiencias que, aunque con distintas denominaciones (Formación en Centros, Revisión Basada en Centros, Desarrollo y mejora escolar, Desarrollo Curricular Basado en Centros, etc. ) responden a ciertos presupuestos comunes, y que son promovidas desde la Universidad, desde algunos Centros del Profesorado o por algunos centros educativos como iniciativas novedosas en relación a la Formación Continua. Para muchos enseñantes, asesores y profesores de Universidad, la Formación en Centros se revelaba como una alternativa muy prometedora de cara a la mejora educativa, una esperanza para el cambio, que venía a soslayar las grandes deficiencias de modalidades de formación de mayor tradición y arraigo en nuestro contexto y que, por lo general, habían decepcionado e insatisfecho a una mayoría, este modelo se hacía eco de reivindicaciones antiguas en torno al papel de los enseñantes en cuanto a su desarrollo profesional, el desarrollo curricular y el desarrollo de su escuela hasta el momento prácticamente desoídas, por lo que su propio potencial seductor se vió favorecido por las coordenadas en que se inicia su andadura en nuestro país.