Quien mejor que el Dr. Santiago Ávila Negrón, reconocido impartidor de justicia, dada su trayectoria laboral dentro del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, así como en otras instituciones, como la Defensoría Pública Federal del Tribunal Judicial de la Federación, sus amplios conocimientos académicos, así como su experiencia en las obras jurídicas El cuerpo del delito y los elementos del tipo penal, y Política criminal y control social, para la publicación de esta investigación. La justicia penal con perspectiva de género evidenciando con ello el compromiso del Estado con la justicia, al dar un trato igual a todas las personas ubicadas en las mismas circunstancias, sin hacer distinciones por motivos de género o de cualquier otra índole, evitando la revictimización, en los casos en que la mujer es víctima del delito, garantizando con ello el derecho a la igualdad, principio fundamental consagro en nuestra Constitución, logrando así juzgar con perspectiva de género.Con esta obra, el autor pretende que no haya desconocimiento y violación a los derechos humanos. Señala que el trato igualitario dado a personas socialmente desiguales no genera por sí solo igualdad, no basta con declarar la igualdad de trato, cuando en realidad no existe igualdad de oportunidades. Para alcanzar un desarrollo equilibrado y productivo del país, urge establecer condiciones de igualdad de trato entre hombres y mujeres, desarrollar políticas de igualdad de oportunidades y, sobre todo, impulsar una educación igualitaria, desarrollar una visión sobre los problemas de la relación hombre/mujer con una perspectiva de género.A partir de poder distinguir entre el sexo biológico y lo construido socialmente es que se empezó a generalizar el uso de género para hacer referencia a muchas situaciones de discriminación de las mujeres, que han sido justificadas por la supuesta anatomía diferente, cuando en realidad tienen un origen social. La perspectiva de género es un método que bajo un esquema de interseccionalidad, detecta la presencia de tratos diferenciados, basados en el sexo, el género y las preferencias y orientaciones sexuales, y determina si dicho trato es necesario y por lo tanto, legítimo, o si, por el contrario, es arbitrario y desproporcionado y por lo tanto, discriminatorio.