LA LOCURA EN EL PODER DE CALÍGULA A LOS TIRANOS DEL SIGLO 20

LA LOCURA EN EL PODER DE CALÍGULA A LOS TIRANOS DEL SIGLO 20

$ 295.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
HIPERLIBRO
Año de edición:
ISBN:
978-607-9043-49-0
Páginas:
374
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Locos en el poder, de ellos trata este libro. No de cómo el poder enloquece o pierde a los individuos, sino de los gobernantes afectados por variadas psicopatologías, los llamados ´reyes locos´. Vivian Green plantea un apasionante recorrido por las desquiciadas vidas públicas y privadas de reyes y gobernantes, y nos ofrece una atractiva galería de excentricidades y escándalos, a menudo teñidos de la más terrible crueldad.áEntre ellos, los más célebres locos de entre los emperadores romanos (Calígula, Tiberio, Nerón, Heliogábalo); la Edad Media inglesa con Juan Sin Tierra —sádico e inestable— el desdichado Eduardo II, Ricardo II y el ´rey santo´ Enrique VI; una imperdible serie de tontos y trastornados entre los monarcas españoles; los ´osos rusos´ Iván el Terrible y Pedro el Grande; el decadente Juan Gastón, último de los Medici; Enrique VIII y el chiflado Jorge IV de Inglaterra; Cristián VII de Dinamarca, excéntrico y violento, y el gran Luis II de Baviera. Patéticos, locos, neuróticos son los dirigentes políticos elegidos del siglo XX: Stalin, Wilson, Churchill, Hitler, Mussolini, Mackenzie King.áAlgunos eran ´raros´ por ser cultos, homosexuales o bisexuales; otros, verdaderos débiles mentales, fueron el producto de una prolongada práctica endogámica; otros, inestables psíquicamente, tomaron el poder como medio de satisfacer sus frustraciones.áLocura, razón de Estado, excentricidad multiplicada por la impunidad, malos, perversos, licenciosos, enfermos hereditarios: el libro de Green nos devuelve imágenes tremendas, obscenas o divertidas, siempre perturbadoras, de esa galería de poderosos, remotos y cercanos en el tiempo. Y nos deja el interrogante acerca de cuánto afectaron los trastornos personales su desempeño político. Pregunta que, por otro lado, se puede plantear hoy a unos cuantos gobernantes — en apariencia— sanos.