Este libro trata de dar cuenta de algunos aspectos relativos a la percepción que nuestra cultura muestra de aquellos que están al otro lado de la frontera de nuestra concepción del mundo, de poner sobre la mesa cuanto hemos inventado, experimentado, estudiado y creído sobre ellos, trata sobre nuestra perspicacia perceptiva y sobre nuestra ceguera para con ellos, sobre nuestra imaginación y sobre la realidad de nuestro trato e intercambio de experiencias con el otro, pero siempre teniendo en cuenta una premisa, la premisa de que todo está regido, incluso nuestra propia escritura, por el principio de indeterminación, aquel que acepta que el estudio de algo cambia la propia estructura del objeto, que nos obliga a aceptar que no podemos participar de una conciencia plana en nuestro acercamiento y curiosidad mutua, ni nosotros ni el otro, porque toda percepción está contaminada por el medio (el hábitat, la cultura, el tiempo, los prejuicios).