Morir es parte de la vida, de un ciclo establecido e inalterable que lleva de una existencia a otra. La vida está plagada de señales que nos dejan ver la realidad de la muerte. Pocos, muy pocas veces lo vemos, pero no requiere de más que comprender la existencia en la naturaleza y traducir sus señales. Un ejemplo de la muerte son las semillas, aquéllas que constituyen el ´alma´ de las frutas, que forman parte de su cuerpo y mueren al ser enterradas. De esa muerte vuelven a una vida majestuosa, ya no como una simple semilla, sino como un á en su momento llevará nuevos frutos. La ciencia limita sus teorías al simple paro funcional de los órganos, y su visión se ajusta a un túnel, pero la naturaleza devela los misterios de la muerte en su majestuosidad, y nos revela como un cambio que puede llevarse de manera serena y preparada para llegar a otra vida, ahora eterna, en la que reinará la felicidad Prepárate para ese momento.