Los libros, con sus tapas abiertas a manera de alas de pájaros, revolotearon por todas partes. Llegaron a las manos de los que se habían dado cita en el estadio, y otros se remontaron por los aires y se dispersaron por los amplios rumbos de la rosa de los vientos Anselma Anselma contempló el libro que había llegado a sus manos. Su título era La noche de los colibríes. lo hojeó y se detuvo al final, en unas páginas destinadas a consignar los derechos de las niñas y de los niños.