Díptico combinado de vivencias y autobiografía escrito por el hijo mayor de un padre que quiere legar hechos interesantes de su vida. A la partida de su esposa, con ochenta y dos de vida, Cris (Crisanto en realidad) acepta dictar hechos -que no escribirlos- de su convivencia con políticos encumbrados de las diferentes administraciones de gobierno que en México se sucedieron desde 1955 hasta 1996, pudiendo ser cualquier otro país de habla hispana con sistema político semejante de la segunda mitad del siglo XX, así, desfilan relatos breves de los hombres del poder de los diferentes presidentes surgidos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, como Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y para terminar con los dos primeros años de Ernesto Zedillo Ponce de León, de la misma forma acompañan a los hombres del poder, las ocurrencias de los infaltables colados que siempre aparecen como parte de su corte. El lugar de los acontecimientos: los baños de un club deportivo, un lugar reservado a funcionarios, administrado por el Banco Central. La segunda parte se refiere a los orígenes campesinos de Cris, sus distintas labores, pasando por su ida a los Estados Unidos como bracero, donde también fue apagafuegos de incendios forestales , recolector de frutos o de leña, así como lavaplatos, en los tiempos en que en Europa y el oriente del mundo se libraba la Segunda Guerra Mundial, y de ahí hasta su llegada al Centro Deportivo. ¿Cuánto de lo relatado así ocurrió? Seguramente, será uno de los secretos de Cris que mejor se guarde para la posteridad.