La voz a ti debida -su obra definitiva, que publicó en 1934-, de imponente plenitud lírica, y Razón de amor (1936). El autor instaura como inspiradora del poemario -de tema enteramente amoroso- a su musa, y lo hace con las palabras de Shelley con que lo presenta: ´Tú Maravilla, y tú Belleza, y tú Terror´.