Es tanta la alegría de Jesús cuando se meditan estas Horas de su Pasión que el quisiera que de estas meditaciones hubiera al menos una copia en cada ciudad o pueblo para que se practicaran; pues entonces seria como si Jesús escuchara su misma voz y las mismas oraciones que el hizo ante su padre durante el transcurso de las últimas 24 horas de su vida.