Naza juega todos los días con su fusil de plástico. Dispara contra enemigos imaginarios y se lo pasa realmente bien, imitando las cosas que ve en las películas. Un hombre con gafas negras le observa, porque asegura que a través de ellas puede ver las cosas tal como son: ve que su fusil de plástico verde le está obligando a jugar, ve que las guerras no son lo que parecen y que las armas se encuentran entre nosotros porque quieren llevar a cabo un terrible plan. El misterioso hombre dice que se trata de unas gafas mágicas, pero el niño se pregunta si unas gafas mágicas pueden mentir.