En estos poemas habitar es urgente. Habitar significa morar. En su extensa teoría sobre el hábitat y el hombre, Heidegger concluye que morar significa a su vez: ser y estar en el mundo. En la poesía de Federico encontramos esta búsqueda con marcado acento: quiénes somos y cómo estamos en el mundo es la insistencia de estos versos y aquí se mezclan, o digamos que dialogan peleándose por imponerse: la morada y el abismo. No es la casa y la calle, sino el hombre aferrándose a sus inquilinos, a sus alegrías y nostalgias, a su mundo construido y a la vez, el hombre que se sabe errante, que se mira como un extranjero de sus propias tierras, que se ausenta como un ajeno a su propia construcción».áMaría Angélica Pumarejo