La obtención de un diagnóstico preciso sobre el número y calidad de los habitantes del país fue una tarea insoslayable para los gobernantes e intelectuales mexicanos del siglo XIX. Las sociedades científicas de la época, y de manera particular la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1833), asumieron la responsabilidad de dar cuenta de la variedad de la población residente al interior de las fronteras nacionales. Los responsables de las investigaciones atendieron a las expectativas, métodos analíticos y resultados que ofrecían dos recientes disciplinas: la etnografía y la ling?istica. Bajo esta doble criba examinaron la información estadística existente así como la vasta literatura colonial. En este libro, Bárbara Cifuentes > nos ilustra sobre las interpretaciones que hicieron estos y otros eruditos mexicanos a un par de añejas preguntas: ¿cuál es el origen de los pueblos amerindios y cuáles son las causas de la vitalidad de sus lenguas?. Estas interrogantes no se plantearon por primera vez en el siglo XIX y aún son tema de debate en los escenarios cientifícos de nuestros días.