LEONARDO DA VINCI

LEONARDO DA VINCI

$ 35.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
TOMO
Año de edición:
ISBN:
978-970-666-462-4
Páginas:
138
$ 35.00
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Al conocer la trayectoria de un hombre genial, nos llega una extraña sensación, que se convierte en casi en la convicción de todo lo que hizo, lo que dejo de hacer, o lo que pasó a su alrededor era algo así como un destino premeditado, una lógica sublime en lo que no hay lugar para el absurdo, en la que todo concuerda de una manera extrañamente sistemática. La pintura fue para Leonardo > solo uno de tantos caminos, y ni siquiera fue el más importante y disfrutable, es algo que él hace a tropezones, como sin querer, lleno de angustia y siempre con una batalla interior, pues Leonardo no quería practicar el oficio de pintor para halagar a los príncipes fatuos, a las damas vanidosas o a los clérigos alucinados, lo que Leonardo quería era volar, inventarse un artilugio para volar, y tal otro para galopar como los caballos, algún aparato que le permitiera dirigir el cauce de los ríos, y el crecimientos de las plantas, y la fuerza de los vientos: Leonardo > quería inventar máquinas para labrar la tierra, para debastar la piedra, para pulir cristales... Leonardo > quería fabricar bombas, cañones y aparatos para la guerra, y también quería construir puentes, represas, edificios, plazas, jardines, escuelas, fortalezas... Leonardo > quería desentrañar los secretos de la vida y de la muerte, por lo que disección muchos cadáveres para dibujar la anatomía humana y entender su fisiología, cuando alguien le preguntó por qué hacía todo aquello, él respondió con toda naturalidad: Quiero hacer milagros. Las técnicas de Leonardo > no son un secreto para nadie, él mismo las describió en su Tratado de la Pintura, la técnica y el oficio puedan desarrollarse con cierta facilidad si se tiene talento y dedicación, por lo que no es una meta demasiado ambiciosa el convertirse en maestro pintor, pero lo que hay detrás, lo que hay más allá del arte, de la ciencia, de la filosofía o de todo aquello que se aprende, la verdadera creatividad, es una semilla que sólo se prende, ramifica y florece en las cimas oscuras de un alma tormentosa, como la de Leonardo da Vinci. >