Nacido en Valencia en 1930 y licenciado en Filología Romántica por la Universidad Complutense, dedicó buena parte a su actividad profesional al mundo de la imagen como director de cine y televisión. En 1977 decidió dedicarse de lleno a la investigación histórica y antropológica. En ese año aparecen sus primeros libros y desde entonces suman mas de cincuenta los títulos, en los que ha demostrado una visión personal y rigurosa de la aventura humana, siempre libre de las tendencias propias del academicismo al uso. Los templarios, la España diferente, la historia desconocida, el Camino Jacobeo, los judíos Españoles, el acervo mítico y legendario de nuestro pasado, han sido temas que ha abordado con especial dedicación, latiendo en su obra la naturaleza del ser humano y su lenguaje interior, prendidos inconscientemente en las redes de una tradición ancestral que participa de su misma razón de existir. En el mundo tradicional de las leyendas descubrimos a menudo una variada miscelánea de narraciones en las que cualquier tipo de lógica y cualquier amago de pensamiento racional brillan por su ausencia. Sus personajes actúan siguiendo las leyes de lo absurdo, se mueven a golpes de insensatez, obedecen a pensamientos extravagantes. Entre ellas los acontecimientos no responden a un proceso de reflexión, sino a la espontaneidad caprichosa del instinto. Y su desarrollo no es meditado, sino producto de la voluntad visionaria del narrador. Los antropólogos, volcados en la búsqueda del encuentro de los pueblos con su propio modelo de racionalidad, aciertan a designar esta etapa de ser humano como prelógica. Craso error. La irracionalidad sigue viva en nuestro interior, responde a todo aquello que la lógica rechaza abriendo nuevos horizontes a nuestra existencia y de sentido a esa realidad trascendente que la razón mal entendida nos niega como imposible y que constituye nuestro verdadero contacto con lo Desconocido. El conjunto de leyendas que incluimos en este nuevo libro -el cuarto de la serie- trata de introducirnos lúcida y, a la vez, misteriosa y secretamente, en esa parcela que nuestra mente intenta hacernos olvidar. Si conseguimos hallar su sentido profundo, Habremos hecho algo bueno para nosotros mismos.
