LEYES DEL QUERER, LAS

LEYES DEL QUERER, LAS

PEDRO INFANTE

$ 99.00
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
SANTILLANA EDICIONES GENERALES
Año de edición:
ISBN:
978-970-58-0371-0
Páginas:
278
Colección:
AGUILAR BIOGRAFIA
$ 99.00
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La oscuridad de la sala es luz suficiente para este viaje con el ídolo del Pueblo, y sus experiencias clásicas que van de la pobreza a la riqueza, del fracaso al éxito, de la carpintería al avionazo, de dirigir la orquesta en un cabaret de lujo a los estudios de cine, de las giras a los escándalos por asuntos de amores. Los romances se multiplican y sólo queda, inmutable, la fidelidad pactada con Dios, la Guadalupana, la familia y la pareja. Pedro Infante: Las leyes del querer, una crónica ensayo de Carlos Monsiváis, se lee como el autorretrato de una época a la que las leyendas vuelven atemporal, anclada en el espacio de ?lo mexicano?, donde intervienen el melodrama, la comedia, los modelos de vida y de mala vida y, por supuesto, las canciones, incesantes, un buen número de ellas ya enraizadas en la vida cotidiana. Como explica Monsiváis, ´La época de Oro del Cine Mexicano´ inventa o apuntala estrellas y modos de vida, produce valores del trato y del entretenimiento, alivia la tragedia a través del enredo, libera los ángeles de la comicidad, y se da tiempo para ofrecer otro país más persuasivo cuyos templos son los cines, el sitio donde se reparten las nuevas costumbres y se reparan ´quirúrgicamente´ las tradiciones desvencijadas por la modernidad, el fracaso solidario de las familias monolíticas, y los recintos de la educación alterna... Pedro Infante, galán, hombre de oficios, actor por intuición y casi repartidor a domicilio del carisma, encarna de modo aún actual, el amor y la amistad, el ir y venir de lo público a lo privado, la generosidad a raudales, la posibilidad de sobreponerse a la adversidad sin perder ni el ángel ni la gracia. Sobre todo, personifica el canje de identidades donde el Pueblo es el protagonista abnegado y jubiloso que nombra al ídolo su representante y continúa votando por él. Y si todo lo anterior no resulta convincente, en el interior de estas páginas también se proyectan las siluetas de aquellos que fundaron -a través de películas, diálogos y canciones- la sustancia indescriptible que fluye al ritmo de la vida, de origen muy difícil de localizar. A ver, ´qué fue primero: el cine o la realidad, la pantalla o el catecismo, la castidad o el sexo´? Si tiene las respuestas, déjelas por favor en la taquilla.

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