Nombrado en zapoteco como Libana, el lenguaje ritual mesoamericano poesía la fuerza para trascender lo cotidiano y colocarse en el terreno de lo sagrado: era la palabra reverencial para exhortar a los dioses. El encuentro entre este estilo ceremonial y el sermón ácristiano de los frailes llegados tras la Conquista es el centro de la profunda empresa llevada a cabo por los dominicos que pretendían implantar los preceptos del cristianismo y fundar las bases para la conversión mediante el uso del estilo y los recursos del discurso sagrado zapoteco. Este análisis representa el punto de partida para entender la manera puntual uno de los aspectos más enigmáticos de la cultura zapoteca: el primor del lenguaje supremo, mediador de lo divino.á