Le Pur et l´Impur tal vez sea el libro más extraño de los que Colette escribió y, seguramente, también el más maduro. En cualquier caso, ella lo consideraba el mejor y, como en repetidas ocasiones dijo, el que, en su opinión, más perduraría. Acabado en noviembre de 1932, cuando la autora tenía cincuenta y nueve años y una larga y complicada vida a sus espaldas, corona lo mejor de su obra, la que publica entre los cincuenta y los sesenta años, década en la que lanza una mirada retrospectiva y reflexiona, serenamente y desde la distancia, sobre los temas que han sido una constante en su vida, y en la que hace resumen y balance de su experiencia. Colette siempre escribió sobre sí misma, sobre sus vivencias más recientes, sin apenas enmascarar o disimular que estaba contando su propia peripecia, sino más bien lo contrario. Mujer inteligente, decidida y valiente como era, no aceptaba someterse a tabúes o avergonzarse de sus inclinaciones y opciones vitales.