Días soporíferos, noches frustrantes y da en el horizonte, necesitas algo que te levante el ánimo ¡ya! coges el bolso, compruebas la tarjeta de crédito y... ¡a comprar! Si uno acabara de conocer a Rebeca diría que es u chica como muchas otras, activa, alegre y con gas de marcha. Pero si intentara compartir con ella un placentero e inocente sábado por la tarde, paseando por, digamos, King´s Road, constataría de inmediato que Becky, como la llaman sus amigos, está total, absoluta, perdida e irremisiblemente... ¡loca por las compras! Pese a sus denodados esfuerzos por controlar esos devastadores impulsos consumistas, Becky ha sucumbido tantas veces a la tentación que las deudas empiezan a volverse u serie ameza para sus inmaculados antecentes peles. Necesitada de u solución urgente y en el punto álgido de su desesperación, Becky ha ideado un plan que, o bien la saca de apuros para siempre, o de lo contrario tendrá que hacerse a la idea de u tranquila vida en u isla.