En la Historia de las literaturas de vanguardia, V. I, p. 123, Guillermo de Torre dice que en Kipling ?el imperialismo es un accidente, que sólo le sirvió para expresar cierta filosofía de la acción?. ésa es la impresión que deja la lectura de los relatos de este libro, que completa (junto con el volumen n? 12 de la colección AVATARES, La tumba de sus antepasados) la colección de relatos que Kipling tituló El trabajo de cada día. Contaba en la introducción del volumen anterior que sobre la chimenea de su estudio Kipling había escrito esta frase: ?La Noche llega cuando Ningún Hombre puede Trabajar?. Los seis relatos de La tumba de sus antepasados y los seis del presente volumen expresan esa creencia en el trabajo útil que los hombres del Imperio realizan en su lucha civilizadora y modernizadora, en esa guerra contra lo que quedaba fuera de la civilización, que era el vacío. Tres de las historias (Los constructores del puente, William la conquistadora y El chico de la leña) describen el trabajo de los hombres y mujeres del Imperio en India. .007 narra el primer viaje (trabajo) de una locomotora, relato que junto con Pan sobre las aguas podría agruparse en el subtema ?trenes y barcos?. Y Un delegado ambulante es una fábula sobre caballos que discuten sobre trabajo y derechos sindicales. Los constructores del puente, relato del que se dice que es un homenaje a su padre Lockwood, resulta emblemático de todo lo dicho, porque contiene varios elementos que ejemplifican la visión de Kipling sobre el trabajo civilizador y modernizador.
