Hay muchas personas que olvidan, cuando crecen, lo mucho que les costó aprender a leer. Quizá se trate del mayor esfuerzo emprendido por un ser humano, y debe afrontarlo cuando niño. Un adulto rara vez sale triunfante de esa empresa, la de reducir la experiencia a un orbe de símbolos. Los seres humanos han existido durante mil millares de años, y sólo han aprendido esta artimaña este prodigio en los diez últimos millares de los mil millares.No sé hasta qué punto mi experiencia es común a todos, pero en mis hijos he observado el pasmado tormento del aprendizaje de la lectura. Ellos, al menos, comparten mi experiencia.