Y como buen humorista, Patricio ejerce sobre sus personajes una crítica debidamente certera, presetándolos como los que son en la realidad: cínicos, corruptos, aprovechados, imperfectos, desmadrosos y falibles. A falta de buenas historietas en el mercado me llena de gusto y carantoñas que la obra de Patricio, el Pato, se recopile y publique como libro. Contar con la recolección del trabajo de Pato en este libro es un regalo que agradecemos de todo corazón y buche. Es la memoria dibujada de este sexenio infame que no acaba de terminar y es la crónica más legible de nuestra triste realidad mexicana, hecha para hacernos reír de nuestra propias miserias, que no logra superar Patricio con sus monigotes. Siempre los miserables de la vida real serán más miserables que los que pergueña (sic) don Patricio Ortiz), avecindado en Xalapa y comiendo chiles chipocles...
