Los patitos feos transmite un mensaje de esperanza a todos los niños víctimas de la guerra, de la miseria o de su entorno más próximo. Su salvación en la desgracia se resume en una palabra: resiliencia. alignrightLe Monde Un niño herido no está condenado a convertirse en un adulto fracasado. No todo se juega antes de los tres años. No todo está ya decidido a los seis. Un niño maltratado no tiene por qué convertirse en un padre violento. Los patitos feos está escrito para el amigo invisible, ideal, aquel o aquella con quienes nos entendemos a la perfección.